viernes, 30 de mayo de 2008

Y te quiero a ti


Tengo miedo, en eso no hay dudas ni omisiones, como cualquiera podría tenerlo, pero cuando de temores se trata lo más conveniente no es esconderse, sino encarar aquello que nos hace temblar y encontrarle solución con el fin de mejorarnos a nosotros mismos como personas. Tengo miedo, y valoro lo que ya tengo, lo valoro tanto que podría atreverme a afirmar que es lo único cierto en mi vida, lo único que realmente me hace despertar con ganas de vivir, y es por eso que el arriesgarlo, a pesar de ocasionarme temor, será la mejor manera de elevarlo a la categoría de “especial”.

No podemos andar por la vida temiendo perder lo que ya tenemos y amamos, debemos vivir seguros de nuestras decisiones y con plena confianza de que seremos felices. Nada garantiza que lo seamos, pero no lo sabremos si no lo intentamos; no debemos dejar de hacer las cosas por miedo a las posibilidades que están en nuestra contra, debemos arriesgarnos sensatamente a todo, debemos probarlo todo, debemos dejarnos llevar por lo que nuestros corazones dictan como verdadero, necesario y correcto. Lo peor tal vez se presente, pero si valoramos lo que ya tenemos desde un principio, entonces será tan especial que nada podrá quebrantarlo, nada logrará quitárnoslo.


Es una idea soñadora, pero vivo de los sueños y de ellos me nutro, son la fuerza que me empuja a mejorar y a decir “no descansaré hasta conseguir lo que quiero y que aún no tengo”. Y te quiero a ti.

lunes, 19 de mayo de 2008

Azar de los azares - Parte I


Llevo unos cuantos años replanteándome la pregunta acerca del destino, y hasta el momento ya tengo una idea moderadamente firme al respecto. Estoy al tanto de una que otra teoría filosófica que podría explicarlo, pero este es un tema que, a mi parecer, no puede ser razonado, sino única y completamente sentido. En esta primera parte haré una breve mención de su naturaleza y en la siguiente pasaré a hacer un comentario acerca de uno de mis fenómenos favoritos con relación a él.

El destino es esa fuerza misteriosa que nos rodea siempre, que define nuestro actuar y que posee el poder de hacernos felices. No obstante, este no se presenta de manera arbitraria ni nos obliga a tomar el camino que está decidido para nosotros, sino que tenemos la capacidad de optar, existe un libre albedrío. Suponiendo que esto último sea cierto, la idea de un destino se torna borrosa, lo sé, pero las personas suelen pensar en absolutos la mayor parte del tiempo, siempre moviéndose entre los polos opuestos y olvidan los puntos medios: el destino es la fuerza que nos lleva hasta el lugar, hasta el momento, hasta la situación, y nos dice “el resto depende de ti”. Con esto quiero decir que el libro de la vida está escrito con lápiz, que es posible escapar de nuestro destino o, en todo caso, que es posible elegir lo que nos depara, al menos hasta cierto punto. Las decisiones que tomamos determinan nuestro curso de vida, y el destino se moldea a nosotros de acuerdo a esta; es solo cuestión de saber qué elegir y atenerse a los riesgos y consecuencias que aquella elección supone. Hay una frase que me encanta y que resume lo que siento: “En el camino de la vida lo importante no es llegar al otro lado, sino perderse entre las posibilidades del 'durante' ”.