Por años muchas personas han tratado de conocer y de descifrar el sentido de la vida. A pesar que filósofos y científicos han tratado de alcanzarlo nunca lo han logrado, y lo que no se han dado cuenta a sido que mientras ellos trataban día a día de encontrar el fin último de la vida para poder vivir mejor lo que al final lograron fue que esta llegue a su fin sin poderla disfrutar. A diferencia de estas personas yo pienso que el sentido de la vida no se encuentra meditando y pasando horas de horas recorriendo tus pensamientos para encontrar el sentido de tu existencia en la tierra y esta idea la desarrollare más a continuación.
En este mundo se llama destino el fino hilo que nos ata, se enrosca alrededor de los prejuicios: Odio, tristeza todo acaba en lágrimas. Mas allá del velo, a la media noche, se consumará la venganza”Jigoku Shoujo.
Los hombres al nacer en una determinada de sociedad crecen y profundizan los valores de esta, estudian, se educan y se divierten bajo los valores de una determinada sociedad y una determinada religión. Pero, lo que muchas veces sucede es que estas personas van interiorizando los objetivos y los preceptos que te impone la sociedad y no llegan a un punto de quiebre donde pueden ver por sus propios ojos a donde quieren llegar. Siempre esta la sociedad como una especie de lente que te hace ver el mundo de una forma determinada y de esta manera no pueden alcanzar la realización personal. Cualquiera puede ser una “oveja” más en ese rebaño al que llaman sociedad y creer que estos ideales que te pone la sociedad son los tuyos y engañarte a ti mismo tratando de alcanzar metas vacías y sin sentido para la persona. Hay que eliminar los muchos prejuicios que te pueda imponer la sociedad, no vivir en vitrina usando experiencias ajenas sino experimentar uno mismo la vida y poder llegar a ser un pensador libre.
Basándome en lo que he dicho mencionare el pasaje de las tres transformaciones de el libro “Así hablo Zaratustra” de Friedrich Nietzsche. Primero el alma es como un camello, que lleva una gran carga en su espalda y camina por el desierto. Esto representa a un alma que carga con los antiguos prejuicios que lo atan a su antigua forma de pensar y no le permiten realizarse y progresar. Pero, llega un momento en que este camello se transforma en un león, que con su fiereza quiere luchar con los valores del pasado, este león se llama “Yo Quiero” y lucha contra un dragón de escamas brillantes que se llama “Tu debes”. El león debe vencer esto para poder vencer los valores del pasado y para llegar a la última transformación que es el niño. Pero, ¿Qué puede hacer el niño que no pueda hacer un león? El niño tiene la capacidad de reinventarse de vivir un mundo bajo sus propios valores y opiniones un mundo que es visto cara a cara sin obstáculos.
Este pasaje de las tres transformaciones refleja bien lo que yo quiero decir. Para poder encontrar el sentido de la vida hay que reinventarse, progresar, no quedarse estancado en un lugar, abandonar los prejuicios y los ideales de la sociedad para crear los propios y poder llegar a la realización. No tenerle miedo a la envidia ni a la derrota ya que estos dos sentimientos que son tachados como malos por las personas te impulsan a mejorar a querer mejorar para poder ser mejor que el otro en una competencia limpia.
Pero, es importante diferenciar las metas que te ayudaran a alcanzar la realización personal y los impulsos. Muchas veces las personas se dejan llevar por impulsos del momento sin medir las consecuencias, y esto separa a la persona de su verdadero objetivo. Si bien, Dios nos dio el libre albedrío, ese “Haz lo que quieras” no es dejarse llevar por tus impulsos sino que hay que pensar si eso te ayuda para cumplir tus objetivos o si en verdad te hace retroceder después de haber meditado esto se puede llevar a cabo un libre albedrío con total conciencia de lo que se esta haciendo ya que no hay vuelta atrás.
En conclusión, el sentido de la vida no se puede esperar sentado sino que ese sentido se lo da la persona mediante metas cortas que te llevan a la realización personal. El darle sentido a la vida, no es una meta sino es una vía para llegar a la realización personal mediante el cumplimiento de tus objetivos a corto plazo, realmente objetivos propios a los cuales te puedas dedicar a plenitud no importa cuales sean siempre y cuando realmente se deseen y te ayuden a reinventarte y a ser mejor persona.
Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los "cómos".
Friedrich Nietzsche
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