domingo, 6 de abril de 2008

nihilismo en Nietzsche: anuncio los límites de la modernidad contemporánea



El tema del nihilismo en Nietzsche plantea el advenimiento de muchas frustraciones que desembocan en el abandono de los valores del pasado. Estos son inútiles, le pesan porque el mundo, los hábitos y las costumbres son otros así que como estos valores ya no satisfacen nuestras necesidades, nuestro espíritu empieza a luchar contra ellos mediante la crítica para destruirlos. Pero, no es suficiente con destruir estos valores antiguos, también es necesario destruir los parámetros por los cuales estos fueron creados, ya que si medimos el valor de mundo con los mismos parámetros que utilizamos para crear esos valores del pasado. Esos parámetros son el fin la unidad y el ser. Un primer resultado de la crítica es la desilusión, ya que lo único que se a hecho es destruir lo antiguo pero no hemos creado lo nuevo. Se esta en un momento en que no se tiene valores morales. Al destruir todo lo antiguo la persona se queda en la nada, con falta de objetivo, de criterio de conducta y de orientación. Donde ya no existen los antiguos parámetros pero tampoco los nuevos, y este es el clímax del nihilismo. El momento en que el hombre debido a la voluntad de poder, en otras palabras al instinto de sobrevivir, crea nuevos valores que pueden satisfacer sus necesidades y en este momento es el que se sale del nihilismo. Esto proceso lo explica nietzsche en las tres transformaciones, donde el espíritu que carga con todos los valores antiguos viene a ser el camello, luego este camello se transforma en león, que lucha contra los antiguos valores, lucha contra el dragón del “Tu debes” y el león representa el “yo quiero”. Una vez que el león logra destruir los valores del pasado, queda en libertad, pero todavía no puede crear los nuevos valores, ya que tiene que convertirse en niño para recién poder crear los nuevos valores por su inocencia, porque cree en su propia moral y sigue sus propios valores.

Según plantea Nietzsche, hay dos clases de nihilismo activo y pasivo. El nihilismo pasivo cuando se lleva a cabo el abandono de lo valores, y al darse cuenta de la invalidez del mundo se deja morir. En cambio, el nihilismo activo es el que destruye mediante la crítica, destruye los valores antiguos y puede llegar mediante la voluntad de poder a crear los tan esperados nuevos valores.

El nihilismo tiene también etapas y estas son tres. Una primera etapa es la desilusión frente al devenir. El hombre se da cuenta de la finalidad frente al cambio, frente a la muerte. Otra de sus etapas es la que consiste en insertar la individualidad en la totalidad., se da cuenta que el hecho de identificar a todos los humanos como un conjunto es una ficción. No existe tal conjunto de individuos que compartan las mismas cualidades se pone a la totalidad frente a la fragmentación. Por ultimo, se plantea una vida después de esta vida, ya que acá todo muere, todo es fragmentado creamos otro mundo en el que mueres y vuelves a nacer. El hombre se da cuenta que “el otro mundo” es una ficción que corresponde a una verdad psicológica que consiste en valorar la vida humana y este valorar la vida es producto de la voluntad de poder.

El nihilismo significa que dios esta muerto, es decir que el conjunto de ideas y valores que garantizan la dominación de la decadencia revelan la nada en que escondían su fundamento. Tal crisis no nos encierra en lo irremediable. Nos conduce mas bien a sondear los orígenes de la ideología que ha sancionado la promoción de la decadencia, para que podamos después inventar lo valores que celebraran la vida auténticamente creadora. Nietzsche busca el cambio de todos los valores para poder sustituir a la humanidad decadente por el superhombre.

Todos los dioses están muertos, lo que nosotros queremos en el presente, es que el superhombre viva”; tal vez será un día en el gran mediodía nuestra voluntad suprema (Zaratustra)

Este superhombre que desprecia como malo todo aquello que es fruto de la cobardía, el temor, la compasión, todo lo que es débil y disminuye el impulso vital. Se aprecia como bueno, en cambio, todo lo superior y altivo, fuerte y dominador. La moral de los señores se basa en la fe en sí mismo, el orgullo propio. Por el contrario, esta el ultimo hombre que deformado y envilecido frente a la catástrofe de la muerte de dios escoge sumirse en el pantano del “bienestar” en breve, el hombre que se cree “listo” porque prefiere gozar mas que combatir.

Esto puede reflejar como los débiles están subordinando a los fuertes mediante la educación y mediante la religión. Esta educación disfrazada con la bandera de un mejoramiento moral del hombre trata de domesticarlo; de transformar las naturalezas enérgicas y apasionadas, en bestias de regaño laboriosas, dóciles y mediocres

Por otro lado nietzsche va a criticar la idea de sustancia y el cogito de Descartes “Yo pienso luego existo”

El error esta en pensar que ese salto que yo doy por este habito gramatical nos va a explicar algo del mundo. La idea de sustancia en la modernidad es solamente una hipótesis, ficción. Responde a un instinto de explicación, de hacernos más útil el mundo, consecuencia de un hábito gramatical que genera mediante el lenguaje átomos, sujetos, agentes.

De ahí parte la noción de causalidad, del hecho de que nosotros constantemente buscamos un actor, un agente, un sujeto. La causalidad funciona para encontrar un sujeto. Esta costumbre nos lleva a obviar detalles. En este obviar detalles nuestro juicio causal es un juicio burdo, insuficiente, porque pierde de vista lo detalles.

La consecuencia causal en general es una ficción, es simplemente una herramienta que nos sirve para ordenar el mundo, es decir una hipótesis. La causalidad es una formula alegórica que es tan metafórica como la poesía. Por consiguiente, si la causalidad como juicio científico es una formula metafórica, entonces la verdad científica no tiene nada de científico y no puedo pretender entonces que el conocimiento científico tenga más credibilidad que la magia.

Nietzsche advierte el hecho de que la argumentación cartesiana no transcurre sobre una tabula rasa, sino que asume desde el principio como verdadera una ontología substancialista:

Se piensa: luego hay algo pensante: así concluye la argumentación de Descartes. Pero esto significa presuponer ya como verdadera a priori nuestra creencia en el concepto de sustancia.

Descartes no se contento con constatar la existencia de pensamientos o representaciones, la realidad fenoménica de la actividad mental, sino que introdujo subrepticiamente la existencia de un portador substancial, un ‘sujeto’ al que atribuir los contenidos mentales. Dando un paso más, Nietzsche descubre en tal introducción un postulado lógico metafísico implícito en la gramática de todo lenguaje que contiene la estructura sujeto predicado.

Modernidad contemporánea

Más vertiginosa es la nueva oleada de cambios cuya ilustración grafica es el derrumbe del muro de Berlín. Allí no solo caen lo socialismo reales: toda imagen de totalización social se revela inoperante. La muerte de Dios que vaticino Nietzsche, tiene su acontecimiento emblemático un siglo después, cuando todo el orden del este cae sin que poder alguno puede evitarlo.

Esta es una sociedad que, lejos de exaltar los ordenes superiores, los eufemiza y lo descredibiliza, una sociedad que desvaloriza el ideal de abnegación estimulando sistemáticamente lo deseos inmediatos, la pasión del ego, la felicidad intimista y materialista (…) la cultura cotidiana ya no esta irrigada por los imperativos del ser sino por el bienestar y la dinámica de lo derechos subjetivos.

La nueva oleada secularizadora tiene un efecto disolvente que es difícil rastrear en sus versiones precedentes. Entiendo aquí por secularización la lucha del sujeto moderno por liberarse de perjuicios, mitos y costumbres y ganar en esta lucha la libertad requerida para crearse una nueva imagen de si mismo. Secularización radical doble filo: libera al sujeto de todo relato que obstruya su poder para redefinirse a discreción y construir su propia visión del mundo; pero por otro lado sumerge a ese mismo sujeto en la orfandad que dicha libertad supone.

Intelectual o no, ningún ser humano viviente en occidente de fin del siglo xx escapa a esta angustia de perdida de todo sentido, al desvanecimiento de la vida privada, de la capacidad de ser sujeto, por obra de las propagandas y publicidades, por la degradación de las propagandas y publicidades, por la degradación de la sociedad en masas y del amor en placer

Mucho mas que una confesión de ateismo, esta proclamación implica varias otras muertes: es la muerte de un sujeto que se autodefine como criatura, efecto o analogía de un principio que lo trasciende desde el comienzo; la muerte de la metafísica, entendida como perspectiva que establece la distinción categórica entre conocimiento verdadero y falso, entre lo esencia y lo aparente, entre el sujeto y el mundo, y entre el pensamiento y fenómeno; la muerte del principio que garantiza la certeza y la posibilidad de la unidad interna en el sujeto, llámese ese principio Razón o conciencia, la muerte de la historia como marca ascendente hacia un orden superior y con ello del principio que permite derivar hacia el futuro la promesa de una redención individual en un reencuentro universal: la muerte del mito moderno del progresivo dominio de la acción personal sobre las condiciones externas que inciden en su desarrollo., la muerte de la certeza y autoconfianza del yo: “mi hipótesis, propone nietzsche, el sujeto como multiplicidad. El sujeto, el objeto, el atributo- tales distinciones son inventadas y ahora se imponen como un esquema sobre todos los fenómenos de la apariencia-. La observación básicamente falsa es que yo crea que soy yo quien hace algo, sufre algo, tiene algo tiene alguna cualidad. El sujeto es la ficción según la cual una serie de estados similares en nosotros constituyen el efecto de un sustrato: pero somos nosotros quienes primero hemos creado la similitud de estos estados.







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